Serás, ese boceto que quisiera pintar,
la estructura mágica de un poema inacabado,
la soledad de los días de verano,
el abrigo en las noches otoñales
cuando la brisa se cuela entre mis dedos.
Serás, el bendito final de la tormenta,
el último color del arcoiris,
el minuto tras la contracción,
el alivio del arrodillado
cuando exhibe en pie sus victorias.
Serás, la imagen nueva tras la ceguera,
la llegada del ausente y el principio del fin.
Y has de convertirte,
en cada uno de los cafés que me desvelan,
en las manos que alivian el dolor,
o en el dulce despertar tras un bonito sueño.
No te marches sin haberme dado un beso
y regresa al corazón como la primavera,
las estaciones no avanzarán si no vuelves,
el verano, no puede ser sin ti.
Carmen Martagón ©
Foto: Rocío Escudero ©
el último color del arcoiris,
el minuto tras la contracción,
el alivio del arrodillado
cuando exhibe en pie sus victorias.
Serás, la imagen nueva tras la ceguera,
la llegada del ausente y el principio del fin.
Y has de convertirte,
en cada uno de los cafés que me desvelan,
en las manos que alivian el dolor,
o en el dulce despertar tras un bonito sueño.
No te marches sin haberme dado un beso
y regresa al corazón como la primavera,
las estaciones no avanzarán si no vuelves,
el verano, no puede ser sin ti.
Carmen Martagón ©
Foto: Rocío Escudero ©
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