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Grandes males



Me he enamorado de la gota que salpica mis cristales,
del susurro del viento en el otoño,
de los charcos que bañan las aceras
y de todas las carcajadas que han sonado
en las cuatro paredes de esta casa. 


Me enamoré, sin remedio,
de las leves huellas
que dejan tus pasos por el piso aun mojado,
de tu llanto silente, cuando aparcas la rabia
y el dolor se sosiega,
de tu boca apretada ante los grandes males
de pequeños remedios.

No he subido a este tren
a buscar una cura para las soledades,
ni arañar el consuelo que calmará los días,
ni a beberme la luna a sorbo de desaires...

Prefiero quedarme,
con el momento efímero
que jamás regresa,
con el abrazo tierno
cuya esencia perdura
aunque ya ha terminado,
con la gota de lluvia que resbala gozosa,
con tu boca y tus ganas
y el susurro del viento que me cuenta secretos.

Carmen Martagón ©

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